Vitreaux

Durante 8 meses Gaspar Libedinsky recorrió las calles de Buenos Aires ofreciéndoles a los “trapitos” dinero extra al de la propina promedio obtenida de su actividad a cambio de la franela o repasador que utilizaban para indicar su labor. Sin embargo ante el ofrecimiento económico superador la primera reacción era la negativa: “¿Cómo hago pasar seguir laburando?“

El hecho pone al descubierto que la potencial transacción extirpaba la identidad del “trapito”.

Los “trapitos” han logrado institucionalizar un trabajo informal generando su propia identidad urbana. En un acto de maximización de recursos, la franela en mano es tanto su herramienta de trabajo como así también su propio uniforme, es aquello que los hace “trapitos”. En su apropiación del espacio público y optando por el color naranja de mayor visibilidad en el contexto urbano, el trapito planta bandera en un acto colonizador.

Vitreaux es el resultado de las transacciones generadas, una serie de 74 franelas que componen un tapiz con las dimensiones de un módulo de estacionamiento.